He escrito noches enteras
para conjurar la muerte y el olvido
aunque sentí
que no era ese el camino.
Descubrí al fin la ruta
de tu loco corazón perdido.
Fue fuego y agua
llama y estupor
de encontrarte repartido
en una puesta de sol
incendiando los árboles y el río,
en la oscura soledad del agua
golpeando una y otra vez la orilla.
Espíritu viajero
insomne, inquieto, rebelde
a todas mis cadenas
atravesaste la noche de mi alma
para devolverme
el sentido de la vida
en la palabra.
Graciela Irene Rossetti ( del poemario “Como el agua”)