AUTORA: GLORIA RIOS AYZÚ(KOKUL ‘AL QUETZALCÓATL)MÉXICO.
Hay un dicho que dice: Divide y vencerás; sin embargo, mi lema es: Por la paz nunca he de dividir.Aunque suene obvio, no lo es, ya que solemos dividir. Hemos crecido con la idea de que para ser libres hay que tener libre pensamiento, y eso está bien, mas no se nos ha educado para deliberar respetando el derecho ajeno; es decir, las consecuencias por la falta de tolerancia a las ideas de los demás, las podemos ver reflejadas en la censura, incluso los golpes y hasta la muerte de las personas. La polarización juega un papel determinante; hay países en los que la polarización es tal, que no se ponen de acuerdo y llegan a la guerra civil, si eso ocurre dentro de un país, con más razón entre las naciones. Cuando el dialogo se pierde, los mandos de poder explotan en la guerra y los flancos se dividen en los ejes del bien y del mal. Se nos ha hecho creer que siempre hay un polo bueno y uno malo, a fin de dividir, y como lo malo pertenece al maligno se llega a satanizar aquello que no encaja en ciertos dogmas. «De ahí las grandes guerras de la humanidad, como las cruzadas, entre otras» La polarización ocurre en todos los niveles, desde lo más simple como el género, hasta las clases sociales, razas, ideologías, religiones, etc. Es preocupante que en el siglo XXI aún estemos tan atrasados en lograr la paz entre los individuos como entre las naciones. La paz no se soluciona dividiendo, ya que para unir hay que tolerar, porque afín de cuentas para ser mejores personas debemos tomar las cosas con mesura. Es cosa de locos, aquellos lideres que se alteran, pensando que tienen la verdad absoluta, llevando a sus pueblos a la guerra. En las democracias se suele separar a los políticos en dos sectores radicales, para eso fueron creadas las cámaras de representantes, sin embargo, siempre se llega a un acuerdo, cosa que no ocurre cuando la sociedad se polariza. Suele ocurrir, que en las guerras hibridas se empiece polarizando a la población, para luego introducir un gobierno a través de golpes de estado, incluso a través de la guerra. Para lograr la paz hay que ser imparciales, porque en el momento que somos parciales, la balanza se desequilibra. En la imparcialidad entra la tolerancia a nuestra diversidad y por ende la igualdad en la balanza. Para ir a la guerra se requiere ser parcial y elegir uno de los polos; para elegir la paz se requiere ser imparcial y elegir la Unidad.