Desde niña he visto
deshojar algunas flores
hasta que esas frases
quedaron grabadas en mi mente
me quiere, no me quiere…
Cuando crecí lo hice también
y ahí comprendí lo que era
ese estado de enamoramiento.
Lo que uno padecía cuando
el último pétalo asomaba
y quedaba en ” no me quiere”
era responsabilizar
de la catátrofe emocional
a ese último pétalo.
Pobre flor
la despojábamos de su belleza
para hacer un ritual
que estaba
totalmente alejado de la realidad.
Hoy sabemos que los pétalos
no determinaban amor o desamor
no determinaban nada en absoluto.
Que el amor se siente o no
y es recíproco o no.
Pero la incertidumbre
nos permitía aferrarnos
a cualquier creencia.
Mientras la flor era despojada
de su vida y su belleza.
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Mirta Liliana Ramirez